Una vieja fábula cuenta que un escorpión pidió auxilio a una rana para que le ayudara a cruzar un río. La rana desconfiada por la peligrosidad del primero le dijo: “¿Y cómo sé yo que en mitad del río no me vas a inocular tu veneno, matándome?”. El escorpión intentó tranquilizarla diciéndole “no tengas miedo porque en ese caso yo moriría ahogado”.
Ya en la travesía el escorpión, llevado por su instinto picó a la rana y esta, agonizante, le preguntó: “¿Por qué lo has hecho si te vas a perjudicar ya que sin mi ayuda morirás ahogado?”. A lo cual el escorpión contestó: “Porque es mi condición, está en mi naturaleza”.
Llega el buen tiempo y muchas personas están deseosas de desplazarse a lugares de ocio fuera de su hábitat habitual. Montes, playas, alojamientos rurales, turismo cultural, terrazas de bares… utilizando para ello, sobre todo en el segundo caso, el transporte público.
A lo largo de toda la mañana se produce un goteo continuo de desplazamientos sin que se produzcan aglomeraciones precisamente por eso, por el goteo. Pero llega la hora del regreso y ahí viene el grave problema de saturación porque el deseo de hacerlo se concentra en muy poco espacio de tiempo y las quejas y lamentos se multiplican demonizando la escasa capacidad de respuesta de los medios de transporte, obviando que el problema no es esa presunta falta de capacidad sino en que nosotros (como el escorpión) estamos siendo conducidos por nuestra condición humana, que no es otra que la de darnos gusto al cuerpo sin reparar que en una situación dramática como en la que estamos, es necesario renunciar, mientras dure, a una serie de cuestiones entre las que se encuentra una forma de entender el ocio.
¿Solución? Solo una, que no es otra que llegar a un 80% de personas vacunadas, cuestión que tal como van las cosas no parece se producirá hasta el invierno. De modo que nos espera un verano con tintes sombríos.
La Ciencia es la Ciencia lo que la Naturaleza es a la Naturaleza y no se limita al pino insignis y al eucaliptus, y es posible enfermar gracias a la Ciencia, pero sanar con un rosario a la amatxu de Begoña o una vela a San Mamés me da que no.
Creo que nos tomamos todo demasiado en serio. ¡Soltémonos un poco! No se trata de fe en Dios si no más bien de fe en la Ciencia -la que nos enseñan en todos los aparadores y en la que parece que cree todo el mundo-, ese es el nuevo dios… Y así nos va: enjaulados, pinchados y jodidos.
Ya te entendemos. Como si la ciencia se ocupase únicamente del coronavirus. ¿Qué sucede con la tos ferina, con la viruela, el tétanos…?
No nos cuentes milongas por favor.
A través de la CIENCIA la gente se cura. A través de la amatxu de Begoña la gente va al cielo y San Pedro le abre la puerta.
La ciencia debería ser crítica y rigurosa, no manipulada, pagada y usurpada. La Ciencia es un método para la sistematización del conocimiento, no sabiduría. La verdadera Ciencia, la que se escribe con mayúscula es verificable y objetiva, hace hipótesis, experimenta y, enmienda o calla, cuando desconoce o no sabe. Ni cree ni adora ni lleva el agua a su molino ni aplasta.
Y luego, que cada cual que ponga velas donde quiera: a la Amatxu de Begoña o a San Mamés!
Estimado Rafael:
La condición humana tiene muchas facetas y vertientes. Hay escorpiones y ranas pero también lobos y ovejas… Ya que estamos en Samana Santa, me permito citar Isaías 11:6-10:
“El lobo convivirá con el cordero; el leopardo se acostará junto al cabrito; el becerro, el león y el animal engordado andarán juntos, y un chiquillo los pastoreará. La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león comerá paja como buey. El niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la cueva de la víbora. Nadie hará mal ni daño alguno en ninguna parte de mi santo monte, porque la tierra estará saturada del conocimiento del Señor, así como las aguas cubren el mar. Cuando llegue ese día, sucederá que los pueblos irán en busca de la raíz de Yesé, la cual se plantará como estandarte de las naciones; y su habitación será gloriosa”.
Cuando llegue ese día nadie deberá recomendar vacunarse a nadie como única solución ni tampoco nadie deberá decirnos qué debemos hacer…
Un saludo
Tiene bemoles que alguien afirme que “nadie deberá decirnos qué debemos hacer” citando a Isaías y al libro de historietas para rebaños llamado Biblia.
Eleva un poco la mirada Jeremías -tomaste el nombre de un profeta mayor que llamaba al arrepentimiento y a que la presencia de Dios nunca nos abandona-, no te quedes en lo literal. ¿Has perdido la fe? ¡Ánimo txapeldun!
¿La fe? ???
La cuestión no está en si Dios existe o no existe. ¿Existe nuestra fe? He aquí el problema. Nuestra fe crea a Dios; nuestro descreimiento lo mata. Ante la CIENCIA, lo religioso no se puede plantear ni enunciar; no tiene sentido.
– Rafael Barrett-
Sobre tu último párrafo, Hypatia no debe opinar lo mismo. No eres una voz que clama en el desierto.