¿Grandes centros comerciales sí o no? La trampa del debate

Tiene trampa el supuesto debate: “dos hipermercados más en Abadiño, sí o no”.

Tiene trampa, también, el marco y contexto del debate que nos ofrece el alcalde de Abadiño, Navarro, y las voces del partido político que ha apoyado la recalificación de los terrenos para destinarlos a dos hipermercados: “que debata el pueblo y elija; nosotros respetaremos su voz”.

Tiene trampa, aquello de “darle al pueblo lo que pide”, porque quienes deciden el desarrollo económico de nuestro entorno siempre nos colocan ante la misma cuestión, con parecidos ingredientes: ¿Quiere o no quiere el pueblo un MC Donald’s y un Burguer King? ¿Quiere o no un Mercadona y un Lidl? ¿Quiere o no el pueblo que haya libertad de elección y una oferta variada?

Tiene trampa, porque aquellos que acotan el debate, aquellos que nos dicen qué podemos pedir y qué no, siempre delimitan la cuestión según sus intereses. Nos hacen una oferta (¿queréis esto?) pero obvian las alternativas (¿por qué no nos preguntan si queremos otra cosa? O mejor, ¿por qué no no nos preguntan qué queremos?). De hecho, quienes defienden la implantación de las multinacionales son conscientes de que habrá debate, de que habrá opiniones favorables y contrarias, de que más o menos habrá una oposición organizada… y son conscientes de que el proceso legitimará la implantación (con cierta oposición) de la hipótesis por ellos planteada.

Por todo ello, no seré yo, quien luche ciegamente contra los Independientes de Abadiño, el PNV, The Coca Cola Company, Burguer King, Mercadona o Lidl. Sería como una lucha de David contra Goliat. Porque ya sé cuál será el desenlace. Como dijo Ismael Serrano haciendo referencia a otra batalla, “(…) y David perdió por décimas contra Goliat”. Y es que salvo la única y pequeña excepción – que el capitalismo se encarga de recordarnos para que sigamos luchando contra Goliat-, David siempre, o casi siempre, pierde. Y así, con el simple acto de luchar, legitimamos sus designios.

El resultado es que la lucha, el perder la batalla, nos genera una frustración que nos aplaca momentáneamente. Pero como vamos, y seguimos yendo, en busca de un sueño, tal y como decía Silvio Rodríguez, seguimos luchando en cada pequeña lucha contra el tipo de sociedad y de desarrollo que nos plantean.

Falso debate

La humilde lucha hoy, en mi caso, pasa simplemente por contribuir a que la gente se dé cuenta de lo falso de este debate. Un hipermercado más o menos no cambiará la mentalidad de algunos de nuestros dirigentes. ¿Por qué no intentan luchar por otro tipo de desarrollo económico y de sociedad? ¿Por qué no nos plantean si queremos potenciar el desarrollo de nuestra comarca a través del turismo?

¿Por qué no se muestran implacables reivindicando un hospital que atraería puestos de trabajo más dignos y cualificados? ¿Por qué no recalificar esos terrenos para uso agrario y formar cooperativas de jóvenes agricultores? ¿Por qué no apostar por las energías renovables y trabajar para que una empresa del sector se implante aquí? ¿Por qué no impulsar un polo cultural en una comarca referente en este ámbito? ¿Por qué no apostar por la implantación de algún centro de estudios superiores, o tratar con respeto a los que ya existen? ¿Por qué tenemos que conformamos con un debate sobre poner o no dos hipermercados si Durangaldea tiene potencial en otros ámbitos? Esa es la trampa del señor Navarro, que siempre deja que el pueblo soberano hable y tome las decisiones; pero siempre marcando por delante el espacio acotado y constreñido.

¿Por qué tenemos que conformamos con un debate sobre poner o no dos hipermercados si Durangaldea tiene potencial en otros ámbitos?

“Y esa luna que amanece, alumbrando pueblos tristes”, decía Pablo Milanés. Y yo siento tristeza, porque unos dirigentes piensan que les tenemos que dar las gracias por ofrecernos únicamente a nuestro pueblo un futuro de multinacionales, consumo, mano de obra poco cualificada, nula innovación y unos sectores económicos lejanos a la investigación, al desarrollo y a la tecnología avanzada.

Tiene razón el señor Garate cuando replica a Maeztu: tendremos que explicar nuestros “noes” a este tipo de decisiones, a las macroinfraestructuras, a las alfombras rojas a las multinacionales… A esa larga lista de noes, en definitiva. Esos noes que decía Benedetti, esos que empuñaremos y defenderemos ante las generaciones que vienen. Les explicaremos que, aunque cometimos muchos errores y no fuimos ejemplo de nada, quisimos otro Durangaldea, y la defendimos como pudimos. Pero lo haremos convencidos, convencidas, tranquilos, tranquilas. Incluso orgullosos.

Los del “sí a todo”, sin embargo, no penséis tanto en los que vendrán. Podéis empezar por responder a la larga lista de preguntas que se plantean en este artículo; por explicar por qué es positivo crear 80 puestos de trabajo de ese tipo y no arriesgar en otra cosa; por qué es positivo generar espacios comerciales tan grandes; por qué es positivo generar espacios de ocio fuera de los núcleos; por qué es positivo preocuparse de las multinacionales y levantar los hombros ante los productores locales; por qué os brillan las pupilas con el cemento….

Julen Orbegozo kazetaria da