Saben aquella de un cura que saludaba en sus sermones: “Queridos hermanos, queridas hermanas”. Y le dijeron que por qué no decía “Queridas hermanas, queridos hermanos”, y no le sentó esta sugerencia nada bien…
Resulta que una revista dedicada a la figura de la Madre de Jesús, María, con firmas de teólogas muy respetadas en todo el mundo, dice que las que andan por ahí con manifestaciones del Coño insumiso, o con sus pechos al aire, se han sentido inspiradas por el Canto del Magnificat de María de Nazaret, cuando dice que Dios “llenó de dones a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías”, y que María de Nazaret, si viviese hoy entre nosotros, andaría con las del Coño insumiso y los pechos al aire…
Resulta que hasta después del Concilio Vaticano II, Juan Pablo II y Benedicto XVI, y gracias al Papa Francisco, las mujeres teólogas han podido expresar sus opiniones, y de la Virgen esclava del Señor han hecho además una mujer revolucionaria con el grito de guerra de su Magnificat en defensa de los pobres y oprimidos, de los cuales las mujeres y los niños son la inmensa mayoría, según dicen todos o casi todos…
Resulta que cuando al fundador de la religión cristiana le venían mal dadas, y estaba colgado en la Cruz y enterrado en el Sepulcro, los hombres se habían evaporado y solo estaba acompañado por las mujeres, con excepción de un José de Arimatea y un Juan, hijo de Zebedeo.
En cambio, ahora, a lo más que pueden aspirar es a sustituir a los monaguillos de otros tiempos alrededor del altar y guardar silencio.
Estas cosas pasan entre nosotros. Porque las mujeres sumisas de tiempos pasados, felizmente, prefieren alinearse con las insumisas desde un 8 de Marzo de feliz recuerdo y de sangrante actualidad.