OTA sí, para todos

Ahora que el modelo de sistema de aparcamiento regulado, OTA, va a ser revisado, quiero aprovechar esta columna para aportar algunos datos, opiniones y propuestas sobre este asunto.

El sistema OTA se implantó en Durango en el año 2005 con la intención de:

• Garantizar la rotación adecuada a la demanda a residentes.
• Facilitar gestiones comerciales y servicios.
• Generar actividad comercial en pequeño comercio.

Y con alguna mínima modificación, durante los 15 años en los que lleva establecida, viene cumpliendo su cometido en el área en la que se implantó. Pero Durango no es solo el espacio comprendido en sistema OTA y con el transcurso de los años ha quedado patente que el sistema, tal y como está definido, funciona allá donde está implantado pero provoca graves disfunciones allá donde no opera.

El principal problema generado es la saturación del aparcamiento en las calles NO OTA, y los mayores perjudicados son los residentes de las mismas. Un residente de las zonas en las que está implantada la OTA puede obtener una tarjeta de residente por el módico precio de 60€ al año y con ello aparcar en su zona que, al estar regulada, ofrece espacios de aparcamiento con relativa facilidad.

Los residentes en las calles que no tienen implantada la OTA no tienen la posibilidad ni de acceder a la tarjeta de residente ni de aparcar en su vecindario, saturado de todos aquellos vehículos foráneos que no quieren o no pueden pagar por aparcar en las calles en las que la OTA está implantada.

Esta situación genera un agravio comparativo entre los residentes de Durango, que no puede mantenerse forma indefinida. Quince años ya es condena suficiente para quienes la sufren como para que se convierta en una condena a perpetuidad.

Cualquier modificación puntual del sistema que amplíe la OTA en algunas calles beneficiará a quienes residan en ellas y perjudicará en mayor medida a quienes queden fuera del sistema. De ahí que la solución definitiva debe ser ampliarla a todo el municipio.

OTA sí, y para todos, no hay otra opción posible. No podemos pasarnos otros 15 años justificando que haya en unas calles si y en otras no. Incluso que en una parte de la calle sí y en otra no.

Los principios de facilitar las gestiones comerciales y servicios, y generar actividad comercial no se sostienen. La evolución del crecimiento urbano de Durango en estos 15 años y la distribución del comercio en su transcurso nos muestra que el comercio y los servicios no se asientan en calles sin OTA y que, a pesar de que Durango tiene un área urbana sin grandes distancias, el actual modelo de OTA no ha facilitado, más bien al contrario, la extensión del pequeño comercio más allá de sus límites.

Por extensión, si las localizaciones  del comercio no se expanden en la trama urbana, establecerse en el centro será difícil y caro, acumulando factores regresivos para la supervivencia del sector.

La ampliación de la OTA en todo el área urbana de Durango exigiría la modificación total en tres zonas diferenciadas, distribuidas de tal forma que disuadan de la utilización del vehículo particular en movimientos internos. Y en el caso de las tarjetas de residente se distribuirían en las tres zonas nuevas, más una cuarta para los residentes en el Casco Viejo que, dada su ubicación, podrían aparcar en cualquiera de las tres.

A los residentes fuera del área urbana, se les ofrecería la posibilidad de acogerse al sistema con la elección de la zona que más les interese en sus desplazamientos habituales.

La ampliación la OTA a todo el área urbana de Durango permite la equiparación definitiva de derechos y obligaciones para todos los residentes en Durango y posibilita la delimitación definitiva de un sistema que, una vez dado el paso definitivo, únicamente tendría que atender a modificaciones de pequeña escala. Estas serían para afinar la definición de espacios dedicados a la alta rotación o el uso exclusivo de residentes, pero siempre partiendo del hecho de que los límites ya quedan definidos de forma definitiva.

Gestión económica

El tema de la gestión económica tiene dos partes diferenciadas: una la del pago por uso del sistema mediante maquinas expendedoras, virtual y con personal de control, y el de la tarjeta de residente, que supone un pago anual por el derecho a estacionar en un área determinada. Y en este segundo sistema es donde la ampliación de kla OTA debe aportar un avance significativo a la movilidad sostenible.

En la actualidad, el sistema de pago por la obtención de la tarjeta de residente proporciona a las arcas públicas 128.000 euros anuales. Están adscritos al sistema poco más de 2.100 vehículos, por lo que, efectuando un cálculo muy cauto, la ampliación incrementaría su número hasta duplicarlos, con lo que los ingresos anuales aumentarían a 256.000 euros anuales.

Este crecimiento de los ingresos puede dedicarse a engrosar el presupuesto del Ayuntamiento o a prestar oído a las voces que se alzarán pidiendo la rebaja en el costo anual de la tarjeta de residente o, incluso, su gratuidad.

Personalmente creo que si partimos del principio de que el espacio público de un municipio es de todos sus ciudadanos, su gestión debe tender a ser ecuánime. La reserva de derechos de aparcamiento al propietario de un vehículo debe llevar aparejada una contraprestación que suponga un beneficio para aquellos que también son “copropietarios” del espacio público.

Transporte público no contaminante

A nadie se nos escapa tampoco que el cobro de una tasa pasa directamente a engrosar las arcas públicas, donde su destino se diluye hasta el punto de que puede dedicarse al asfaltado de calles o a financiar verbenas en fiestas… En mi caso entiendo que sería el momento adecuado para aprovechar esta ampliación de recursos para dedicarlos directamente a la financiación de un sistema de transporte público, no contaminante, universal y gratuito.

Gratuito porque su financiación recaería en la recaudación sostenida por los ingresos del sistema de tarjetas de residente. Además, porque este modelo supone un sistema redistributivo directo para avanzar en la movilidad sostenible.

Universal porque no precisaría de la obtención de ninguna tarjeta de usuario ni título de transporte, estando abierto a todo usuario ya sea vecino o foráneo.

No contaminante porque para su servicio se utilizarían microbuses eléctricos de 22 plazas más conductor, con accesibilidad universal.

Con un formato de servicio en el que dos unidades prestarían servicio en dos líneas, ambas con formato circular, pero que ofrecerían un servicio norte-sur y este-oeste, cruzándose en el centro para permitir mediante transbordo el desplazamiento por todo el área urbana, y disponiendo en temporada de verano la extensión de la línea norte-sur hasta las piscinas municipales de Tabira.

Modelo extendido en Francia

Este modelo de minibuses eléctricos de acceso gratuito está muy extendido en Francia y presta un gran servicio allá donde está implantado, tanto a las personas de movilidad reducida, como al resto de usuarios. Y dada la gratuidad del servicio no discrimina en función de los recursos económicos.

En definitiva, es el momento de tomar decisiones en el tema de la OTA y creo que es el momento de tomar decisiones que supongan una solución real y definitiva para el conjunto de los residentes del municipio. Lo contrario será jugar al escondite con problemas que son reales y que seguirán estando ahí, por mucho que nos “escondamos” ampliando una calle aquí y otra allá.

Y por supuesto, si aprovechamos para ligar los ingresos generados por una parte de la movilidad, avanzando en otro sector de la movilidad, estaremos en el camino correcto- Falta camino, pero hay que empezar a recorrerlo.

Para acabar, para los críticos, que los habrá ya que en estos temas siempre hay muchos, una petición: por cada critica, una solución. Seguro que avanzamos más y mejor.

Alberto Uriguen