La prensa de este fin de semana ha puesto énfasis en el acceso de Bildu al gobierno de la Diputación guipuzcoana. El analista Javier Olaverri subrayaba que “ya tenemos tres de las cuatro instituciones que mandan en el Tema Hacienda regidas por un partido distinto”. Otros se fijan en que 23 de los 51 escaños de las Juntas han pasado a manos de Bildu.
Es la gran oportunidad para dar a la normativa y actuaciones fiscales de Euskadi un enfoque mucho más abierto y transparente.
De momento, la fiscalidad en Euskadi no es controlada por el Parlamento vasco, sino por un órgano de Coordinación Tributaria formado por funcionarios del Gobierno y de cada una de las tres Diputaciones. Euskadi es el único país de la OCDE que no aprueba sus normas fiscales en el Parlamento, sino a través de tres votaciones separadas en cada una de las tres Juntas provinciales. La ley que proclama que el Parlamento vasco tiene competencias fiscales y puede fijar los temas esenciales de los impuestos, en vigor desde mayo de 1989, está “virgen y sin estrenar” cual novicio jesuíta, en palabras del mismo analista Javier Olaverri. Faltan informes analíticos y críticos sobre la eficacia y justicia del sistema fiscal que aplicamos, y se deja en manos de determinados informes externos pagados por lobbys la iniciativa de los cambios, sigue diciendo Javier Olaverri.
Y así ocurre que Bruselas, a instancias del vecino Gobierno de la Rioja, coge en fuera de juego y penaliza las “vacaciones fiscales vascas”. Y que el Diputado General de Gipuzkoa, Martín Garitano, anuncia que “nos hace falta recaudar y hacer frente a un fraude fiscal que resulta absolutamente escandalosos en este territorio… ese fraude fiscal es la primera gran bolsa a la que tenemos que atacar”. Y añade que recuperará el Impuesto del Patrimonio y subirá el de Sociedades… y que “vamos a recortar gastos en grandes infraestructuras que nos parecen inútiles y a invertir en capital humano. O sea, que al Diputado General de Guizcoa no le apasiona el Tren de Alta Velocidad ni el superpuerto de Pasajes y prefiere mejorar la red secundaria de carreteras.
En una entrevista a Martín Garitano, el periodista Javier Rivas le previene de que “su elección ha levantado preocupacion en sectores de la clase empresarial”. Garitano no parece inquietarse: “No conozco a esos empresarios. Los que conozco me han felicitado por mi elección”.
Toca esperar a dónde nos llevará este nuevo organigrama de la Hacienda vasca en el que el debate se va a abrir y deberán contrastar sus propuestas y opiniones Parlamento y Gobierno de Vitoria, Juntas Generales y Diputaciones Forales.
Pero quizá, como demócratas, toca también felicitarnos de que el abanico del contraste de opiniones y del juego de la relación de fuerzas se haya abierto, y será interesante asistir a un posible avance hacia una gestión fiscal menos opaca, más europea.