¿Por qué nos venden molinos donde hay gigantes?

Por fin se han dignado a venir a Durango a explicarnos lo que pretenden hacer en lo que era la estación y cocheras del tren en Durango. No tengo ninguna duda de que la presión ciudadana que ha existido en los últimos meses, sobre todo a través de la plataforma ERABAKI, les ha obligado a tener que explicar lo que quieren hacer en esa zona. Efectivamente, como ya sabíamos y algun@s llevábamos repitiendo desde el año 2006, en el centro de Durango van 5 torres de 18 pisos y un bloque de VPO. 5 gigantes de cemento que quieren que veamos como inofensivos molinos.

Ese proyecto se aprobó en 2006, exactamente 23 días antes de que entrara en vigor la que entonces era la nueva Ley del Suelo y Urbanismo del País Vasco. Y esa premura no era el azar. Muy bien sabían quienes pretendían llevar a cabo ese proyecto que con la nueva Ley no podrían hacer la caja que pretendían. Era la época del ladrillo de oro en Durango, constructores que entraban en la oficina técnica como Pedro por su casa y de allí salían con las licencias en la mano y el suelo urbanizable de Durango recalificado prácticamente en su totalidad. Ese era el motor económico del municipio, el ladrillo. La gente de Durango trabajaba en la industria de la comarca y el comercio y servicios locales, pero el ayuntamiento se financiaba prácticamente en exclusiva con el ladrillo.

Con la Ley que entró en vigor 23 días después de que el PNV, el PSE y el PP de Durango aprobaran aquel proyecto (a veces parece que el tiempo se ha detenido en Durango), la cantidad de VPO debían de ser el 40%, y no el 20% anterior. De esta manera, consiguieron que el número de VPO fuera solo de 111, en vez de 222 que deberían de ser con la nueva Ley.

Aunque estoy convencido de que se hubieran atrevido a subir si era necesario 2 plantas más los gigantes de cemento, ya que cuando yo entré en el Ayuntamiento, año 2003, las torres iban a ser de 12 pisos, y no los 18 que se aprobaron.

Hacer caja

Y es que en una cosa no se le puede quitar la razón al viceconsejero de transportes (los terrenos son de Eusko Trenbide Sarea) en la rueda de prensa del otro día, la cuestión de las viviendas era para hacer caja, había que pagar el soterramiento del tren. Toda la operación, con el soterramiento de Matiena y las nuevas cocheras de Lebario, más los sobrecostes que tanto se daban por aquella época, lo pagábamos la ciudadanía de Durango hipotecando nuestro desarrollo urbanístico con gigantes de cemento de 18 plantas, cuando el edificio cercano más alto no pasaba de 6.

Aquello fue una decisión política, tomada entonces y secundada por el actual equipo de gobierno: soterramiento a cambio de viviendas. El pequeño detalle que se le olvidó citar al consejero fue que pretenden hacer caja con un derecho fundamental, la vivienda. Que aunque seamos de la generación que creció jugando al Monopoly y la que ha tenido que hipotecar su vida para acceder a ese derecho fundamental (o quizás por eso), no se nos olvida que hacer negocio con derechos fundamentales no es lo más correcto.

Podían haber decidido hacer un gran vivero de empresas y recuperar a lo largo de los años la inversión. O también un centro comercial urbano, con su parking bien gestionado (no como ahora) e ir recuperando a lo largo de los años la inversión. O ¿porque no?, al igual que se ha decidido pagar las obras del TAV de los presupuestos generales, se podía haber tomado la decisión de pagar de los presupuestos generales una obra que mejoraba una línea mucho más eficiente en cuanto a transportar viajeros en nuestra comarca y las comarcas adyacentes como es la línea de Euskotren. Pero no. Como cualquier otro especulador de los que campaba a sus anchas por la oficina técnica del Ayuntamiento y ahora está en paradero desconocido, querían la pasta contante y sonante lo antes posible.

Una muralla de cemento

Esos son los prolegómenos de una decisión política tomada hace 12 años y que hoy hemos heredado. En definitiva, 554  viviendas en un municipio donde hay 1.500 viviendas vacías. Donde hay 950 personas apuntadas en Etxebide, es decir que tienen necesidad urgente de vivienda y de las cuales el 80% priorizan el alquiler. Una muralla de cemento en el centro de Durango.

En los próximos meses tenemos la posibilidad de revertir esta situación, hay alternativas (¿un gran parque, al estilo Doña Casilda de Bilbao?), y sobre todo hay la sensación de que nuestro pueblo, nuestra comarca, no ha sido privilegiado por ninguna decisión. Es más, la lista de desagravios es mucho mayor. Por lo tanto, devolver al pueblo de Durango lo que un día se expropió al pueblo para hacer un ferrocarril y no intentéis hacer negocio con ello. Y sobre todo, darle la palabra y la última decisión a la ciudadanía de Durango.

Durangoko zinegotzia (EH Bildu).