El menosprecio al rival se ha convertido en una actitud de lo más común y habitual, además de peligrosa. Hemos rescatado del baúl lingüístico el término demagogia. Todos son demagogos. Cualquier afirmación, cualquier protesta, cualquier comentario del rival está repleta de demagogia. Ya no sólo del rival político. Quienes nos gobiernan y sus simpatizantes tratan como a enemigos a las plataformas ciudadanas y a los vecinos que piden que su voz sea escuchada. Más lejos de lograr algún rédito electoral, esa actitud despótica, hosca y bronca consigue crispar aún más a la sociedad, sobre todo hacia quienes no escuchan ni respetan la voz del pueblo.
Se refleja claramente en las redes sociales, que se han convertido en un vertedero de odio y frustración. Cada día vemos a dirigentes políticos y a militantes y simpatizantes de partidos envueltos en discusiones absurdas muy subidas de tono, faltando el respeto a sus rivales y a ciudadanos que se comunican con ellos a través de esta vía. También leemos a usuarios enojados y enajenados insultando y amenazando a todo el que piense diferente.
Por eso aplaudo toda iniciativa que trata de obtener resultados huyendo de la crispación. Me enorgullece el gran movimiento y progreso que está llevando a cabo la ciudadanía durangarra. Somos conscientes de que no es nada fácil, pero la unión que se está generando entre diferentes colectivos, nos muestra cuán necesario es continuar luchando. La decepción se convierte en ilusión y la pesadilla, en sueño.
La idea de formar parte de un municipio más verde, más respetuoso con el medio ambiente, más habitable y más social es el combustible de este movimiento. Sabemos que la decisión final pasa por nosotros, que el cambio es posible y mayo está a la vuelta de la esquina. Podrán ningunear las firmas. Podrán retirar una y otra vez las flores, las velas, los arbustos, las pancartas y los pósits con nuestros mensajes, nuestros poemas y nuestras peticiones. Pero la lucha va a continuar creciendo, con nuevas acciones pacíficas como las que ya se están desarrollando. Quienes anteponen el ladrillo y el asfalto a las personas no van a conseguir silenciarnos. Manuela Carmena y Ada Colau nos han demostrado que la unión vecinal puede tumbar gobiernos para dar paso a proyectos progresistas.
No es demagogia. Tampoco populismo, la otra palabra de moda. Es un mensaje de ánimo a quienes están hartos de que se les ningunee, pero hasta ahora creían que protestar no servía de nada, para que se unan al movimiento y pasen a la acción. El cambio ya está en marcha y es imparable.
Ni Ada Colau, ni Manuela Carmena. Los podemitas no son solución. La solución parte del pueblo y para el pueblo. Ya sea rojo o azul. Lo que hay que pensar más en sus votantes y no tanto en el partido, al que votan. Yo partiría por un partidoindependiente sin color. Que luche por los intereses comunes.
Creo que vives en Madrid, y ahí si que se ha producido un cambio importante en el ayuntamiento. Yo también conozco bien Madrid, y podíamos volver a hablar de ese cambio en Junio del año que viene, por si vuelve a producirse otro cambio más que nada. Por lo demás completamente de acuerdo que el respeto es lo primero, pero de todas las tendencias. “Actitud despótica, hosca, y bronca”, completamente de acuerdo pero ; ¿ solo de los que nos gobiernan ?. Yo he oído verdaderas lindezas por parte de esa oposición angelical, y ciudadanos que no parecen confiar solo en la participación ciudadana, sino que en sus alocuciones parecen expresar eso de : ” EL PUEBLO SOY YO “. Que se vote en Mayo , y que el cemento desaparezca de la faz de la tierra.
El cemento y mucho jeta de cemento también tendría que desaparecer. Tal vez comenzando por lo segundo tendríamos casi resuelto lo primero.