Una carta de despedida

Confío en que cuando leas el presente correo hayas recibido ya tu ansiada carta de libertad y te sientas feliz.

Al igual que no has hecho más que incordiar para conseguir que te la enviase, podías haber tenido el detalle de haberme confirmado su recepción, aunque habiéndote conocido tampoco me extraña que no haya sido así.

Tú haces las cosas sólo contigo, por ti y para ti y si los demás no encajamos pues ya sabemos cómo te las gastas. Eres un ser obsesivo con tu ego.

Nunca me ha gustado dar explicaciones por teléfono porque aparte de que uno deja cosas en el olvido, luego se pueden tergiversar las palabras dichas. Con lo que queda escrito es diferente.

Eres una de esas personas que cuando las cosas no te salen como tú has previsto o alguien te critica, es malo, acostumbrada a hacer siempre lo que te da la gana, cuando te da la gana y como te da la gana.

Así que no me extraña que sea más importante para tí, sacar a pasear a tu perro que reunirte con las compañeras de tu equipo para entrenar juntas.

En fin, tú sigue así, que así te irá en la vida. Me das mucha pena, porque además no haces caso a nadie. Vives en una urna de cristal en la que únicamente miras hacia dentro, nunca hacia fuera. No te interesa nada que no seas tú misma. Es muy triste y estás peor de lo que pensaba. Procura curarte cuanto antes de tu ego porque de lo contrario te va a ir muy mal.

Que la suerte te acompañe, que yo desde luego no lo haré nunca más.

Agustín Ruiz Larringan, herritar aktiboa.