Dentro de la sorpresa del inmenso gentío de mujeres que dieron la car en Durango, Amorebieta y otros lugares de la comarca, hubo otra menos visible y estruendosa pero quizá enormemente significativa: entre los cientos, miles de peinados autóctonos femeninos de las concentraciones se podían ver pequeños ramilletes de velos musulmanes, mujeres al otro lado del Mediterráneo y quizá del Cercano Oriente con letreros como este “El pelo tapado, el cerebro vivo y despierto”.
Quizá ha sido debido al acierto de convocatoria del Día de la Mujer de este año a escala mundial, con participación anunciada de más de 175 países. O quizá estamos recogiendo la cosecha de una labor de acogida de las mujeres emigrantes y de su cultura, de sus mezquitas diminutas en nuestras calles, y reconozcámoslo, de la enorme buena voluntad y discreción que han venido demostrando las mujeres musulmanas, junto con su buen hacer en los trabajos que desempeñan…
Y mirando más arriba,de una cuidada pedagogía y derroche de medios económicos y personas dedicadas a esta labor en la que se han implicado las instituciones vascas como Ayuntamientos, Diputación foral y Gobierno Vasco. O a la integración de los niños hijos de emigrantes en las escuelas primarias y secundarias e incluso a nivel universitario.
O a la acogida de nuestra religión autóctona, el catolicismo, que por fin ha comprendido que los caminos del Señor son enormemente variados y variopintos, en todo caso son dignos de respeto.
Queda pendiente lo más importante: facilitar a los que nos visitan y buscan trabajo entre nosotros unas condiciones de trabajo dignas y unos salarios de acuerdo con las leyes y los derechos humanos.
Porque entre las manifestantes y huelguistas que se arriesgaron a dejar el trabajo salir a la calle, el sector de trabajadoras del hogar fue de los más numerosos y expresivos.