Vivienda, ese mercado loco loco

El problema de la vivienda salta a los medios informativos cuando se produce algún desahucio; por lo demás, discurre por vías subterráneas en la más absoluta anarquía. Es verdad que nuestra Constitución garantiza a todos los ciudadanos -a una con la sanidad, educación, salario justo y demás derechos- este de una vivienda digna. Pero también en este capítulo, tanto la Constitución como los derechos del ciudadano se quedan en papel mojado y discurso hueco.

Felizmente la sociedad vasca comienza a tomar en serio el tema. En 2015, Euskadi se ha dotado de una ley que pretende inventariar el número de viviendas vacías que podrían “y deberían” ser puestas en el mercado, y arbitrar las medidas suficientes para impulsar la venta o alquiler de dichas viviendas.

Sería un lujo tener a disposición un listado de viviendas disponibles con sus equipamientos, el precio de venta o de alquiler, y las ayudas con que podrían contar los arrendadores o vendedores y los arrendatarios o compradores…

Un estudio realizado por la economista Nekane Jurado apunta a experiencias en marcha de algunos ayuntamientos, entre los que nombra a Leioa, Balmaseda y Ugao-Miraballes, junto con Bilbao; y del resto de Euskadi, a Vitoria-Gasteiz, Donostia, y Zarautz. ¡Por algo se empieza!

En todos estos municipios se empiezan a tomar medidas para actualizar el stock de viviendas vacías, de las causas de este hecho y de las medidas que habría que tomar para impulsar la puesta en el mercado de estas viviendas.

El Ayuntamiento de Zarautz, entre otras medidas, subvenciona a los propietarios que pongan en alquiler sus viviendas con hasta 200 euros al mes. Asimismo financia el 50% de los gastos para acondicionar las viviendas defectuosas, hasta un máximo de 3.000 euros. Naturalmente, estos gastos vienen cubiertos en parte con ayudas de entidades superiores como Diputaciones forales o Gobierno vasco.

En este apartado, Euskadi se ha puesto a la altura de actuaciones que en Europa también son muy escasas. Las hay en ciudades inglesas, como Birmingham, Manchester o Liverpool; en Francia, donde en 30 años el precio de la vivienda se ha disparado hacia arriba… Las hay en Cataluña, pero solamente en el sector de viviendas públicas y personas o familias sin vivienda.

Con una política de vivendas racionalizada y debidamente estructurada, podríamos ahorrarnos las dolorosas y vergonzosas “movidas” de los desahucios a base de policías, vecinos cabreados o muebles arrojados a la calle.

Honorio Cadarso es periodista