
En vísperas de los próximos comicios electorales, los partidos políticos comienzan a presentar sus programas para la próxima legislatura. Frente a las grandes infraestructuras y proyectos urbanísticos, el ingeniero técnico agrícola Ramón Zearreta echa de menos una mayor atención a la oferta de zonas verdes “donde la gente pueda ir a pasear o producir sus propias hortalizas”.
“Son ya diez años desde que se inauguraron los huertos lúdicos de Iurreta y la demanda de este tipo de propuestas va a más”, asegura el zornotzarra, que también gestiona espacios similares en Berriz, Gernika o Markina. “Es además, una oferta de ocio y salud que cada vez disfrutan con más interés los más jóvenes, como ocurre con el alumnado de los colegios que disponen de parcelas en estos proyectos”.
“De hecho”, continúa, “los propios centros educativos nos reclaman la posibilidad de llevar a cabo algo parecido, en pequeño formato, dentro de sus propios recintos. A través de estas experiencias, es como se puede desarrollar una cultura de una alimentación sana, en la que los estudiantes ven cómo va creciendo lo que cultivan”.
Este movimiento está vivo y es creciente, con cada vez más voz en la calle. Pero la clase política “debe tomar la iniciativa, porque son proyectos beneficiosos para la sociedad. Deberían ser obligatorios en los programas electorales”, asevera.
“Los huertos ecológicos concentran todas las características positivas y valores cívicos que deben defender y promover quienes van a dirigir nuestros municipios”
Para Zearreta, un espacio dedicado a huertos ecológicos es un éxito asegurado “en todos los sentidos. Siempre van a funcionar, porque aportan ventajas en todas las facetas sociales. Son una actividad sana, al aire libre, que puede generar empleo y facilitar la inclusión de sectores desfavorecidos”, enumera. “Estos proyectos concentran todas las características positivas y valores cívicos que deben defender y promover quienes van a dirigir nuestros municipios”.
La realidad le da la razón. Estos huertos se han convertido en un espacio de salud, ocio y convivencia allí donde se han implantado. En la actualidad, a través de la empresa Lur 2000, Zearreta dirige cinco de ellos en Bizkaia —con alguno más proyectado a corto plazo— de características muy diversas, tanto en tamaño como en inversión. “Se puede adaptar casi cualquier terreno, solo es necesario poner voluntad”.
Divulgación
A las futuras candidatas y candidatos a la alcaldía, les diría “que piensen, no solo como políticos, sino como personas. Que se centren en el placer que proporciona la posibilidad de trabajar en tu propia parcela, poder producir unos alimentos que tanto tú como tu familia vais a consumir, con la máxima calidad y confianza. Nadie se puede oponer a una oferta así”.
Pero más allá de la experiencia personal, a juicio de Zearreta, son las propias formaciones quienes deberían promover y divulgar estos huertos al público y animarles a tomar parte en ellos, como un medio de “distracción, de terapia, de vivir y respetar el medio ambiente después de haberlo contaminado tanto”.
Todas estas ventajas “han de ser trasladadas a la gente”, defiende, “y es precisamente la clase política la más indicada para hacerlo, ya que dispone de una formación y una información más completa y rigurosa gracias a su contacto con estamentos superiores. Son los primeros que deben liderar estos proyectos si se preocupan por la ciudadanía”.