
Siete empleados de una empresa de Otxandio se han visto afectados por un brote de Fiebre Q detectado a mediados de febrero. Todos ellos “están siendo controlados” por los servicios sanitarios, aunque han mejorado de los síntomas de la enfermedad. El origen del brote, que inicialmente fue atribuido al consumo de leche de oveja o algún derivado de ella, sigue sin ser determinado.
Técnicos sanitarios han visitado recientemente “todas las explotaciones que existen en el municipio, tanto de ovejas como de cabras, y no han encontrado” el origen de la enfermedad, según han señalado desde el Ayuntamiento de la localidad. “Los baserritarras nos han asegurado que aquí el tema de las ovejas está muy controlado”.
Ganado y animales salvajes
Las mismas fuentes han apuntado la posibilidad de que el brote haya podido ser originado por las heces de animales salvajes de los montes de los alrededores. “Estamos entre dos parques naturales y en ellos hay muchos animales salvajes que pueden transmitir la enfermedad”.
“Al parecer -apuntan- basta con que una persona se siente sobre la hierba en la que están las heces para que, incluso vestido, contraiga la enfermedad”.
La fiebre Q está causada por una bacteria, la Coxiella burnetii, que pude encontrarse en el ganado vacuno y ovino e incluso entre animales domésticos. La enfermedad también puede estar producida por garrapatas aunque su contagio entre humanos es muy poco habitual.
Similar a la gripe
Este tipo de patologías son propias de las personas y no produce sintomatología en los animales, a pesar de que la bacteria que lo provoca puede estar contenida sus fluidos corporales. Su trasmisión a las personas provoca síntomas similares a los de la gripe, con fiebre alta, cefaleas y, en ocasiones, náuseas, diarreas y tos seca.
La presencia de esta bacteria está totalmente erradicada entre los rebaños de ovejas destinados a la producción de leche para la elaboración de queso. “Quienes vivimos de las ovejas tenemos que superar varios controles todos los meses, tanto veterinarios como de la asociación Ardi Gazta”, señala Eli Ingunza.
Hervir tres minutos
Sin embargo, hay propietarios de rebaños de 10 o 20 cabezas que incumplen la normativa en vigor al eludir los controles exigidos. Algunos, además, comercializan en establecimientos hosteleros la leche que obtienen de sus ovejas y a partir de esa materia prima se elaboran queso fresco, cuajada y otros derivados lácteos.
La presencia de la bacteria en la leche puede estar producida, por ejemplo, por “una gota proveniente de los fluidos de la placenta de la oveja, que va a parar a la leche mientras se le está ordeñando a mano”, apunta Ingunza. Ese hecho, sin embargo, no supone ningún contratiempo “si la leche se hierve correctamente” durante un mínimo de tres minutos.
Para evitar este tipo de situaciones y reducir los riesgos, los pastores profesionales como Ingunza prohíben la presencia en sus cuadras de personas ajenas a la explotación durante el periodo de parto.