Aunque pasa entre nueve y diez meses fuera de casa, Vanessa Goikoetxea ha podido despejar su apretada agenda laboral –“hasta 2026 está bastante completa”– para poder disfrutar de las fiestas de las que presume cuando está en otras latitudes. Aunque nació en Estados Unidos, Goikoetxea (Florida, 1980) proclama a los cuatro vientos que es duranguesa. “Aita era pelotari, pero en la familia siempre hemos sentido que Durango era nuestra casa”, remarca.
La reconocida soprano ha sido elegida pregonera de los ‘Sanfaustos-2024’, un honor que le costó asimilar, pero que le hace “muchísima” ilusión. “Al principio no me lo creía, pero estoy muy contenta porque hace muchísimos años que no estaba aquí en estas fechas”. Es por ello que Goikoetxea se ha propuesto acudir al mayor número de actos posible para tratar de rememorar las imágenes que le vienen a la cabeza cuando habla de las fiestas de Durango. “Son de cuando era pequeña, pero si tuviera que describírtelas diría que veo confeti, colorines y música a tope. También una concentración de cuadrillas”.
Entre los festejos que tiene pensado priorizar están los que se organicen en el frontón –“no se puede faltar ahora que parece que la pelota vuelve a coger auge en Durango”– y el reparto de artopilles “porque hay que mantener la tradición”. Seguro que también tiene tiempo para hacer lo que más le gusta cuando tiene unos días de descanso en casa: seguir al grupo de romería Luhartz allá donde toque “para bailar unas jotas, una cadeneta o lo que haga falta. Soy súper fan”.
Con su familia
Ya en el plano laboral, la carrera de Vanessa Goikoetxea vive un momento dulce. Acaba de regresar de Boston, donde ha debutado en la temporada de ópera con ‘Mitridate’ de Mozart y antes de que acaben las fiestas cogerá otro avión. Le volverán a acompañar su pareja y su hijo dentro del proyecto de vida que han diseñado para poder pasar juntos el mayor tiempo posible.
“Mark está escolarizado oficialmente gracias a un programa del Ministerio de Educación. Hay tutorías y ciertas pruebas que tiene que hacerlas en la Embajada española del país donde estemos, pero del resto se encargan su aita y su ama. Hasta hace unos minutos, por ejemplo, estábamos en clase de Matemáticas con las propiedades distributivas”, explica, orgullosa.
Lejos quedan ya aquellos años en los que, sin ser consciente de sus aptitudes, disfrutaba tocando el acordeón y el piano en el colegio San Antonio. “Hasta que me llamaron para completar el coro de voces blancas de Bartolomé Ertzilla porque no tenían gente suficiente para un concurso en Zaragoza, sólo había cantado en celebraciones familiares”. Fue en ese momento cuando le entró el “gusanillo” y cuando la profesora de técnica vocal Agurtzane Mentxaka descubrió su verdadero potencial.
Profesión dura
Aun así, el viaje que cambia definitivamente la vida de Goikoetxea llega al finalizar sus estudios en la Escuela Superior de Canto de Madrid (también tiene el Título Superior de Acordeón). Recibe clases de música y teatro en la Escuela Superior de Múnich, y cuando termina su formación recibe un email del director artístico de la compañía de la Ópera Semper de Dresde que le invita a hacer una audición.
Era 2012 y su carrera está a punto de empezar. “Yo tenía claro que aquello era lo que quería para mi vida y, afortunadamente, con miles de personas postulándose, me acabaron eligiendo”. Desde entonces, no ha parado de trabajar. “Soy muy perfeccionista y eso es algo que me hace mejorar, superarme continuamente. Aunque es una profesión dura, tengo claro que compensa”.