Un txoko para la cuadrilla

Aunque la igualdad avanza con paso decidido en la sociedad, todavía no es tan habitual que haya mujeres socias en las sociedades gastronómicas de Euskadi. En Durango, ese tabú empieza a caer y Zingilipurka es un ejemplo de ello. Acaban de cumplir sus bodas de plata y hace ya cinco años que modificaron sus estatutos para que pudiera haber mujeres entre sus integrantes.

No es el único cambio que ha afectado a su forma de funcionar. Desde el año pasado, también hay cinco socios honorarios. “Es como una herencia en vida. Ahora son nuestros hijos los que ocupan nuestro puesto, pero nosotros seguimos teniendo derecho a llave y también tenemos voz, pero no voto, en las asambleas”, subrayan José Ignacio Bastegieta y Carlos Bildosola.

Zingilipurka siempre ha sido una sociedad singular. De hecho, nació de un grupo de amigos. “Los de la cuadrilla queríamos apuntarnos en otra, pero no nos dejaban entrar a todos, así que optamos por tener una propia”. Compraron en 1989 por 6 millones de pesetas una casa abandonada de dos plantas “que tenía cuadra y todo” en la calle Santanoste y la preinauguraron cuatro años después, coincidiendo con la recuperación de las representaciones de la Pasión de Durango.

“El último día de la obra, a las tantas de la madrugada, después del desmontaje de los escenarios, todos los actores y actrices cenan allí. Es una tradición que lleva repitiéndose desde 1993”, apunta Bastegieta.

Participaciones doble

En cuanto a la inversión que supuso la adquisición del inmueble y su posterior reforma, también debieron hacer cuentas. Únicamente eran 39, así que decidieron pedir un préstamo y que cada socio tuviera dos participaciones para poder vender una de ellas si lo necesitaba. “Con el doble de personas cubríamos mejor el desembolso”, reconoce Patxi Atxotegi.

El número de integrantes se mantiene bastante estable desde entonces y, aunque han llegado a subir a 90 socios, ahora están 81. La mayoría de ellos tomó parte el pasado 10 de marzo en la asamblea y la comida que organizaron para celebrar su 25 aniversario. “Otra cosa que nos distingue es que todos los meses, junto a la cuota, ponemos dos euros más para la comida anual, así que la asistencia suele estar garantizada”, bromean Bastegieta, Atxotegi y Bildosola.