Un manitas solidario

El elorrioarra José María Murua cultiva una curiosa afición: reparar ordenadores viejos para enviarlos a países menos favorecidos económicamente. Lo hace a través de dos ONG locales, la veterana Kainabera y LAJWAD, de ayuda al Sáhara, fundada recientemente.

Hace seis años, Murua, de 55 años,  comenzó a trabajar en un bar a media jornada y concentró las horas en los fines de semana. Le quedaba mucho tiempo libre y, “para hacer algo”, se apuntó a cursillos de fotografía e informática.

Esta última disciplina le llamaba mucho la atención y decidió profundizar. Siguió un curso de técnico de hardware de 500 horas y comenzó a practicar ‘destripando’ ordenadores viejos de amistades y familiares.

No contento con la experiencia adquirida, amplió sus investigaciones a base de recoger el material que se depositaba en la calle y en los ‘garbigunes’. En un momento dado, se encontró con que tenía varias decenas de aparatos listos para ser reutilizados y se planteó qué hacer con ellos. Eso le llevó a ponerse en contacto con Kainabera e hizo su primer envío a través de esta ONG.

Corriente eléctrica en los campamentos

Más adelante entabló relaciones con otra organización, Federación Niños del Mundo, con sede en Cabezón de la Sal (Cantabria), a la que también dirige sus donaciones Kainabera. Según explica, se trata de una entidad muy potente, que envía artículos de todo tipo en contenedores a través del puerto de Bilbao, con destino a varios países. Nunca ha visto fotos de los ordenadores en su destino, pero confía en que “la ONG hace las cosas bien. Sé que han llegado a escuelas y hospitales”.

Más recientemente, ha empezado a colaborar con otra organización local, LAJWAD, de ayuda al Sáhara. Es consciente de que las posibilidades de disponer de corriente eléctrica en los campamentos de refugiados es muy limitada pero los ordenadores vienen bien a algunos ayuntamientos. Ha visto sus ordenadores en las cálidas tierras del desierto, en algún vídeo hecho por chavales de la ikastola. “Aparece algún portátil, pero no sé cómo puñetas se conectan a Internet”, se sorprende.

Que sean operativos

Todas las unidades disponen de los elementos necesarios para prestar un buen servicio y facilitar la conexión a la red. “Envío de Pentium IV para adelante, que tengan diez años o así, porque de lo que se trata es de que sean operativos, de que se pueda trabajar con ellos”. En dos años ha reparado y donado unos 150 equipos.

José María recoge, bien ordenadores completos, bien elementos sueltos que luego ensambla para montar los equipos. Ultimamente tiene menos trabajo. Dice que la crisis se está notando mucho y cree que la gente guarda ordenadores que no sabe si podrá utilizar algún día.

Donación de Jesuitak

Como curiosidad comenta que recientemente Jesuitak de Durango le donó varios equipos y que ha habido veces que se ha desplazado a Donostia, Zarautz y otras localidades guipuzcoanas.  Esto es consecuencia de que se anuncia en ‘Berria’. Pero de donde le llaman sobre todo es de Durangaldea y Debagoiena.

A la pregunta de si se ha planteado ganarse un sobresueldo reparando ordenadores responde: “¿Ganar?, no me interesa, lo que me gusta es reparar”. Y pide que quien quiera colaborar con su causa, se ponga en contacto con él (José María Murua: 655717666)