
La globalización también está alcanzando al deporte femenino y la última evidencia de ello la refleja la ciclista Ludy Correa que acaba de enrolarse en el equipo iurretarra BZK-Emakumeen Bira de la mano de Agus Ruiz Larringan.
Originaria de un país con escasa raigambre para este deporte como es Venezuela, a Ludy le viene de familia la pasión por este deporte que practica desde los 9 años. Su padre, de origen colombiano, es director de la Escuela Ciclista Luis Correa, y sus dos hermanos también comparten esa afición. Sin embargo ha sido Ludy la más valiente de la familia y la única que se ha decidido a cruzar el Atlántico para intentar demostrar su calidad en las carreteras de Euskal Herria y del continente europeo.
Campeona nacional
El contacto para recalar en Durango fue bastante sencillo. “En Facebook tenemos amigos ciclistas de casi todo el mundo y Ludy vio mi muro y me preguntó si había alguna posibilidad de que le diéramos una oportunidad para integrarse en el equipo”, apunta Agus Ruiz.
Tras comprobar un currículum en el que exhibe, por ejemplo, un título de campeona nacional en pista o cinco medallas de plata y una de bronce en los campeonatos de su país, Ludy recibió luz verde de Ruiz para integrarse en la escuadra iurretarra.
Ese OK fue el inicio de una odisea en su país de origen que se prolongó durante todo el mes de abril. Tras realizar un viaje de doce horas en autobús desde Lara, un pueblo del estado de Tachira cerca de la frontera con Colombia, llegó a Caracas donde debió permanecer durante casi un mes en casa de unos amigos de la capital por diferentes problemas. Primero con la propia federación de su país; luego con el visado, debido a la exigencia de disponer de un billete de vuelta, y por último con la compañía aérea con la que había adquirido el billete.
‘Muerta’ de frío
Tres días después de llegar a Durango Ludy ya estaba compitiendo en las carreteras vascas con desigual fortuna. “A los tres días de llegar corrí en Balmaseda con lluvia y mucho frío…” lamenta Correa, mientras Ruiz tercia para matizar que “casi se me muere”.
Su siguiente prueba fue una carrera en Ozaeta y en esa ocasión terminó entre las veinte mejores. La tercera carrera fue en Orduña, donde al exigente ritmo impuesto por los ciclistas masculinos se añadió nuevamente una climatología adversa para ella.
Tras hacer una aclimatación acelerada, propiciada también por la llegada del viento sur, este pasado fin de semana ha corrido la Vuelta a Burgos, una prueba de dos días en la que también ha terminado entre las veinte mejores.
Su adaptación al entorno y a las costumbres de los entrenamientos también está siendo acelerada y además de salir a rodar bajo la supervisión del propio Ruiz, ha contactado con un grupo de ‘masters’ que “van a ritmo, como si fuese una contrarreloj”. En alguna ocasión ha compartido ruta con Ziortza Isasi, aunque “ella entrena por la tarde y a Ludy le viene mejor salir por la mañana cuando el cuerpo está más predispuesto”, indica Ruiz.
Tareas compartidas
Durante su estancia en Euskal Herria Ludy vive en casa de Ruiz, “donde cada uno tenemos nuestras obligaciones. Ella tiene que entrenar, descansar y hacer la comida; y lo que come ella también lo como yo. Tampoco le resulta muy difícil porque la comida de los ciclistas es muy similar en todo el mundo: arroz, pasta, patatas cocidas, carne de pollo…”, apunta Ruiz.
Esa vida en torno al ciclismo, con algunos paseos por Durango que para ella es “un lugar muy tranquilo”, se prolongará hasta el 22 de junio. “Luego tengo el billete de avión para regresar a Venezuela y participar en los Campeonatos Nacionales que se disputan el 24 y el 25 de junio”.
Los resultados que obtenga en su país de origen pueden permitirle cumplir otro de sus sueños. “Quiero formar parte de la Selección Nacional”, aunque lamenta que nunca haya sido llamada para el combinado de su país pese a los méritos realizados a lo largo de su carrera.
Tras esas pruebas Ludy desearía regresar a Durango “para completar la temporada europea” aunque reconoce que “los billetes son muy caros y no sé si podré volver. Pero si Agustín quiere, yo me quedo”, concluye a modo de reto.
Además de competir, su presencia en Europa le permite observar los métodos de trabajo, conocer otros equipos y estructuras con el objetivo, en el futuro, de crear un equipo propio en el Estado de Tachira.
Fuerza ludy que nada en esta vida es facil todo se logra con cistancia dedicación y sacrificio